Redescubrimos… la subida a la fuente de San Virila desde el Monasterio de San Salvador deLeyre

 

Paseo completo… En una hora puedes subir y bajar porque la distancia no es larga, un poco menos de dos kilómetros.

 

Recompensa finalalimentos artesanos al son de cánticos gregorianos.

 

Un consejo Ma petite… Elige un día sin barro, para poder sentir el crujir de las hojas secas bajo tus pasos. ¡Nos encanta el otoño!

 

Fría mañana de noviembre.

Viento helador,

y sol resplandeciente.

Humedad en el ambiente,

pero ni una nube en el horizonte.

 

Este tiempo llama a gritos a un paseo otoñal y como hoy estamos en plan poeta nos vamos a descubrir una ruta de leyenda: la subida a la fuente de San Virila.

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Podemos creer o imaginar, pero hay que reconocer que este camino tiene algo especial. El silencio, mezclado con el sonido de las campanadas del monasterio y el del canto de los pájaros, imprimen a la ruta cierto halo de leyenda. Aunque nos abrigamos muchísimo, la ruta sube por la cara sur de la sierra de Leyre y, al caminar entre árboles, el viento deja de soplar. ¡Hasta podemos sentarnos un rato al sol! ¡Muchas gracias, San Virila!

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El paseo parte desde aparcamiento del monasterio. Desde ahí mismo, puedes comenzar siguiendo las señales que te llevarán hasta la fuente. La ruta comienza con una subida muy fácil desde la que vas cogiendo perspectiva. La primera parada es un mirador perfecto para ver el monasterio y el paisaje que lo rodea. Llama mucho la atención el bajo nivel de agua del pantano de Yesa. No recordamos haberlo visto tan bajo nunca.

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A partir de aquí, comenzamos a adentrarnos en el bosque y ¡no puede estar más bonito y otoñal! Las hojas secas, el musgo que luce un verde reluciente, las ramas enrevesadas y el contraste con el cielo azul te invitan a perderte en la sierra.

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A lo largo de la ruta hay multitud de sitios donde vas a querer pararte y si vas con acompañantes menudos, la magia del recorrido da pie a buscar de todo, ya sean frutos típicos del otoño o duendecillos del bosque escondidos.

Habrá un momento en el que te parezca que te has equivocado de camino, pero entonces verás las frases del poeta. Síguelas y te llevarán hasta San Virila.

 

Según cuentan… San Virila fue abad del Monasterio de San Salvador de Leyre en el año 928 d.c.. Era un monje atormentado por no poder comprender el misterio de la eternidad. Una tarde calurosa de verano, se adentró en el bosque caminando hasta una fuente. Allí, se quedó embelesado escuchando el canto de un ruiseñor y se durmió. Al despertar y volver al monasterio, se encontró con una comunidad de monjes desconocida que, además, no comprendía quién era él. Buscaron en los libros del monasterio hasta encontrar que el monje que tenían delante había sido el abad trescientos años atrás. Mientras admiraban lo que creían un milagro, un pájaro colocó el anillo de abad sobre el dedo de San Virila, haciendo comprender a todos el misterio de la eternidad.

 

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No te vayas sin…visitar el monasterio. Ya que estas aquí, no puedes irte sin visitar este lugar. Hacía mucho tiempo que no veníamos y nos hemos encontrado con algunas reformas, como una nueva tienda y lugar de encuentro y partida de los visitantes. Tienes que entrar para unirte a las visitas guiadas.

 

Si por cuestión de horario, no puedes, te dejan la llave de la cripta y la iglesia para visitarlas por tu cuenta. En todo el recorrido encontrarás una serie de códigos QR con información sobre el monasterio. De momento, es una aplicación que solo funciona con Android, no con Apple. Una pena…

 

Tómate tu tiempo para pasear bajo los arcos de la cripta, ver el pasadizo de San Virila, visitar la iglesia del monasterio, ver la tumba con los restos de los primeros reyes y reinas de Navarra, escuchar a los monjes cantar e imaginarte, por un momento, cómo sería una vida dedicada a la contemplación.

Cuando vayas a devolver las llaves… elige chocolate y licor.