Redescubrimos… La vuelta del Castillo
Paseo completo: Dime de cuánto dispones y te diré cuál es tu ruta
Recompensa final: Cervecita y algo más en La Terraza de Baluarte
Un consejo Ma petite: Atención a los posibles imprevistos
Es como nuestro Central Park neoyorquino particular. Bueno, si no quieres ir tan lejos, dejémoslo en nuestro Parque del Retiro particular. La Vuelta del Castillo es siempre una opción perfecta para caminar. Dependiendo del tiempo del que dispongas, la Vuelta tiene mucho terreno para todo lo que te propongas: andar, correr, patinar o ir en bici. Sea por el camino de arriba, por el más periférico, por el carril bici, por la senda para runners…tan solo tienes que poner tu límite de tiempo y aprovecharlo al máximo.
Esta vez, hemos decidido comenzar en la Plaza de los Fueros, desde el punto más alto, para ir bajando y rodeando todo el perímetro. Desde ese punto, nos vamos encontrando un camino rehabilitado y mejorado. Cosa que agradecemos porque quien no se haya tropezado alguna vez con las ramas de los árboles que levante la mano. ¡La de esguinces que se han evitado con este acondicionamiento del terreno!
Si a esto le añades que cada cien metros, más o menos, te vas encontrando con señales que marcan la distancia recorrida, hacen de la Vuelta el paraíso del deporte al aire libre. Con o sin sol. De todas formas, tenemos que avisarte que si estás utilizando el sendero de runners y no eres uno de ellos, lo mejor es que te apartes. Hay un ligero riesgo de ser atropellado.
Y como de deportistas va hoy la cosa, os contamos que al llegar a la estrella, justo en frente del edificio Singular, encontramos el tráfico de la Avenida del Ejército cortado. Tras indagar, nos damos cuenta de que con la Vuelta hemos topado. Unos minutos de espera, y tenemos el honor de ver pasar al pelotón que estos días está disputando la Vuelta ciclista a España. ¡Nos encanta la sorpresa!
Tras los aplausos, barajamos nuestras opciones. Podemos bajar por el camino de los fosos, entrar a la ciudadela por la puerta de la Avenida del Ejército, o volver a atravesar la Vuelta por el camino de arriba y entrar al fortín por la puerta del Socorro.
Gana el verde de nuestros árboles otoñales y elegimos volver por el camino de arriba. A partir de aquí, todo son fotos, vídeos y risas hasta entrar en la Ciudadela.
Este pequeño rincón tiene tanto que mostrar que no podemos escoger entre todas las fotos. Está llena de color y contraste. La cámara echa humo y nos pide un descanso. Es momento de saber qué tienen escondidos la Sala de Armas, el Polvorín o el pabellón de mixtos. Ya sabéis que cada uno de estos espacios exhiben siempre alguna colección a la que merece la pena dedicarle un tiempo. En concreto, ahora mismo y hasta el 15 de noviembre podéis acercaros a conocer las obras de Diana Iniesta. Es la primera vez que expone en Pamplona, así que aprovecha y acércate a conocer sus retratos, bodegones y paisajes. La entrada es libre hasta completar aforo.
Y, entre tanto, el tiempo se nos ha ido de las manos. Salimos a todo correr y cruzamos corriendo la Avenida del Ejército para conseguir una mesa en La Terraza de Baluarte. Ahora mismo, lo único que visualizamos es una cerveza a la que hemos decidido acompañar, para que no se sienta tan sola, con una ensalada de bonito y tomate, y unos fingers de pollo. No sabríamos decir si es por el sol del mediodía, el marrón amarillento del que ahora está vestida la plaza o la tranquilidad de la terraza, pero vamos a necesitar una muy buena razón para levantarnos de aquí. Lástima que los niños salen del cole en menos de una hora…