Descubrimos… la cascada de Oinaska, un rincón escondido entre hayedos y helechos, donde el sonido del agua y la paz del entorno lo convierten en un plan perfecto para una escapada tranquila desde Elizondo.
Duración: Aproximadamente 2 horas, sin prisas, para disfrutar de esta ruta circular de casi 7 km que comienza y termina en Elizondo. Ideal para una mañana de senderismo suave en plena naturaleza.
Si estás buscando un paseo accesible, bien señalizado y con recompensa visual, la ruta circular a la Cascada de Oinaska es perfecta para ti. Con apenas 7 km de recorrido, esta caminata que parte desde la plaza de Elizondo es ideal para una escapada en familia o una mañana tranquila de senderismo.
Señalización clara: ¡No hay pérdida!
El sendero está marcado con señales circulares fucsias, lo que facilita enormemente la orientación durante toda la ruta. Desde el primer paso hasta el regreso, te sentirás acompañado por esta guía de color que asegura que disfrutes del entorno sin preocuparte por desviarte.
Cascada de Oinaska: Un rincón refrescante
La estrella del paseo es, sin duda, la Cascada de Oinaska, un rincón escondido en plena naturaleza donde el sonido del agua y el frescor del ambiente invitan a una pausa.
El nombre Oinaska («pie» y «abrevadero» en euskera) era el lugar donde los baserritarras (campesinos) de Elizondo se limpiaban los pies y calzaban sus zapatos antes de llegar al pueblo .
Mirador de Elizondo: Vistas de postal
Otro punto fuerte del recorrido es el Mirador de Elizondo, desde donde se pueden contemplar vistas espectaculares del pueblo y de los valles que lo rodean. En días despejados, la panorámica es simplemente impresionante.
Mina de barita: Historia en el paisaje
Como añadido curioso al recorrido, se pueden ver las minas de barita, un testigo silencioso de la actividad minera de la zona, que aporta un toque histórico al paseo. Estos vestigios industriales, hoy integrados en la naturaleza, aportan un toque histórico al paseo y nos invitan a imaginar cómo era la vida y el trabajo en este valle hace décadas. Un contraste fascinante entre la fuerza de la naturaleza y la huella humana.
Recompensa mapetite… ¿Qué tal terminar la ruta con un vermut o un aperitivo en el Bar Casino de Elizondo? Ambiente local, historia y buen sabor.
Y antes de marcharte… no olvides pasar por la pastelería artesana Malkorra, famosa por su irresistible chocolate con avellanas. Un toque dulce y crujiente que hará que quieras volver. ¡Uhmmm!